Michael Burry, el gestor de Scion Asset Management —célebre por anticipar la crisis de 2008 y protagonizar The Big Short— ha vuelto a desafiar la narrativa dominante del mercado. Su última jugada: una posición bajista de más de 900 millones de dólares en opciones de venta sobre Palantir Technologies (PLTR), una de las compañías estrella del auge de la inteligencia artificial.
A simple vista, el movimiento puede parecer contradictorio. Palantir ha presentado márgenes crecientes y resultados récord trimestre tras trimestre, consolidándose como uno de los nombres más rentables del nuevo ecosistema de IA empresarial. Sin embargo, para Burry, el problema no está en la calidad del negocio, sino en la valoración que el mercado le está otorgando.
Palantir cotiza actualmente a un PER cercano a 262 veces beneficios, una cifra que refleja más entusiasmo que prudencia. En apenas 1 año y 11 meses, sus acciones se han disparado un 1.241 %, multiplicando por más de 12 su precio. Un ascenso meteórico que, para algunos gestores, podría estar sustentado más en la narrativa tecnológica que en los flujos de caja futuros.
Burry parece apostar a que este frenesí no podrá sostenerse indefinidamente. Su posición en “puts” sugiere que espera una corrección significativa en la valoración de Palantir, al igual que en otros nombres del sector IA como Nvidia. Es un recordatorio de que incluso las historias más prometedoras pueden verse afectadas por sesgos de mercado, euforia colectiva y expectativas poco realistas.

Sea o no acertada su predicción, el movimiento de Burry reabre un debate esencial: ¿estamos ante una revolución tecnológica sostenible… o ante una nueva burbuja impulsada por la inteligencia artificial?

